LOS ÓRDENES DEL AMOR
- Admin
- 28 ene
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Consciencia personal y conciencia familiar
La conciencia personal es consciente y tiene tres objetivos, a los que Hellinger denominó Órdenes del Amor:
La vinculación a nuestro sistema de origen.
El equilibrio entre dar y tomar.
El orden (normas y reglas) que nos permite vivir juntos.
Cómo indicador del equilibrio podemos experimentar la conciencia de distintas maneras:
Conciencia y vinculación. La conciencia se muestra con respecto a la vinculación y hace sentir:
La culpa como miedo de sufrir una expulsión.
La inocencia como cobijo o cercanía.
2. Conciencia y equilibrio.
La conciencia se muestra con respecto al equilibrio entre dar y tomar y hace sentir:
La culpa como obligación.
La inocencia como libertad de cualquier obligación.
3. Conciencia y orden (normas y reglas)
La conciencia se muestra con respecto al orden y hace sentir:
La culpa como infracción y como miedo al castigo.
La inocencia como lealtad a la conciencia.
En el caso de la vinculación o del equilibrio sentimos la culpa muy fuerte; en el caso del orden no pareciera tener importancia; si no cumplimos, pagamos una multa y ya está. Por ejemplo, cuando fallamos con una tarea, la madre o el padre pueden castigarnos con una prohibición de salir; o si estacionamos en lugar prohibido se nos castiga con una multa, la pagamos y así termina el asunto.
Si alguien pretende someterse a las tres necesidades a la vez, se queda en deuda con cada una. Sea cual fuera la manera en que seguimos a la conciencia, por una parte nos declara culpables, por la otra, nos absuelve. Por eso, nunca tenemos la conciencia del todo tranquila.
Si pertenecemos a distintos grupos tenemos también distintas conciencias. Donde la conciencia vincula y une, también pone límites, incluyendo y excluyendo. Todos los actos graves que cometemos con otros se realizan con la conciencia tranquila en relación al propio grupo.
Por ej.: si pertenezco a una familia de estafadores y estafo a alguien, lo hago con la conciencia tranquila porque eso está bien visto en mi sistema y me refuerza el sentimiento de pertenencia.
La conciencia familiar es inconsciente, oculta, se mueve en el trasfondo y actúa como un sentido de orden y equilibrio para todos los miembros de una red familiar. Esta conciencia sanciona y compensa en los pospuestos toda injusticia sufrida por los antepuestos, aunque aquellos no sepan nada de los antepuestos y sean inocentes.
Las leyes de la conciencia familiar inconsciente
En la profundidad de cada familia existe una instancia, que une a todos los miembros entre ellos. Esta fuerza actúa como una conciencia colectiva y es absolutamente inconsciente. En esta conciencia rige una ley: que todos pertenecen, que nadie debe ser excluido. En casos de exclusión, la conciencia familiar elige a otro miembro de la familia posteriormente, que debe representar a la persona excluida.
La conciencia familiar actúa sobre la familia en un sentido más amplio como unidad e intenta preservar su integridad eligiendo a un descendiente, para completar la totalidad.
Es decir: esta conciencia familiar trata de lograr tres metas:
1. Pertenencia. Dar el mismo derecho a la pertenencia a cada miembro de la familia. Nadie puede ni debe negarle su lugar a un miembro (hijos muertos o abortados, parejas anteriores, miembros menospreciados). No distinguir entre bueno y malo.
2. Compensación. Darles el derecho a aquellos que no lo tuvieron en su tiempo. Esta conciencia busca a un posgénito inocente que imita a aquella persona a través de la identificación. Pero ella no elige, no se da cuenta y no puede defenderse, ya que esta imitación ocurre bajo la presión de la compensación.
3. Jerarquía. Dar prioridad a los anteriores. El ser se califica por el tiempo de permanencia en el sistema, quiere decir, que hay una jerarquía que respeta el orden de llegada. El que aparece primero en un sistema tiene prioridad respecto al que llega después.
La conciencia familiar se preocupa solo por los anteriores y sacrifica a los posteriores. Pero la repetición sucede sin éxito, no trae una solución.
Con la conciencia personal actuamos muchas veces contra la conciencia familiar (inconscientemente). Esto es la dinámica de todas las tragedias.
Diferencias entre la conciencia personal y la conciencia familiar
La conciencia personal debe ser diferenciada de la conciencia familiar.
La conciencia personal es consciente, la podemos sentir. La conciencia familiar es inconsciente y no la podemos percibir. Esta conciencia es arcaica. La conciencia personal muchas veces actúa contra la conciencia familiar, inconscientemente.
Así como la conciencia personal vela por las condiciones de vinculación, equilibrio y orden, también existe una conciencia de grupo o de la red familiar, una instancia que vela por este sistema, encontrándose al servicio de la red familiar y procurando subsanar las infracciones del orden en el sistema. Esta conciencia actúa de otra manera totalmente distinta.
Mientras que la conciencia individual o personal reacciona con sensaciones de malestar o de bienestar, de placer o de desagrado, la conciencia de la red familiar no se percibe sensiblemente. Por esta razón, no son tampoco los sentimientos los que ayudan a encontrar una solución, sino únicamente un conocimiento que proviene del entendimiento. La conciencia familiar permanece inconsciente para nosotros, de la misma manera que, en lo esencial, también nos es inasequible el orden al que sirve. Donde más posibilidades de conocerlo tenemos es por el sufrimiento que causa el ignorar este orden, tanto para nosotros como para otros, sobre todo para los hijos.
Esta conciencia familiar inconsciente se hace cargo de aquellas personas que nosotros excluimos de nuestra alma y de nuestro pensamiento consciente, o bien porque les tememos o condenamos, o bien porque queremos oponernos a su destino. Puede ser que otros en la familia se sintieron culpables sin que la culpa haya sido nombrada, ni tampoco asumida o reparada.
Extracto del cuadernillo de la Formación en Astrología de YIN.
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